Premio Nobel de Física 2016 para estudios sobre la materia en el mundo cuántico
El Premio Nobel de Física 2016 ha sido concedido, ex aequo,
a David J. Thouless, por un lado, y a F. Duncan Haldane M. y J. Michael
Kosterlitz, por otra, por revelar los "secretos exóticos de la
materia". En el fallo se destaca que el galardón se les concede a estos
tres científicos británicos "por los descubrimientos teóricos de las
transiciones de fase topológica y fases topológicas de la materia". Las
transiciones de fase suceden cuando la materia cambia de fase, como cuando el
hielo se derrite y se convierte en agua o el agua se evapora.
Japón se prepara para el estallido de la próxima supernova
Un sistema
informático emplea la información que llega al observatorio de
neutrinos Super-Kamiokande para detectar el estallido de una estrella en
el momento que suceda
El 24 de febrero de 1987, desde el observatorio chileno de Las Campanas se detectó un intenso brillo en el cielo. Era una supernova
producida por el estallido de una estrella que había agotado su
combustible. El cataclismo se había producido a las afueras de la
Nebulosa de la Tarántula, en la Gran Nube de Magallanes, una galaxia
enana situada en el vecindario de nuestra Vía Láctea. Este fenómeno, que
solo se produce en nuestro entorno galáctico tres o cuatro veces cada
siglo, permitió además detectar los primeros neutrinos procedentes de
fuera del Sistema Solar. La captura de esos neutrinos extrasolares se
produjo en el observatorio japonés Kamiokande. Aunque eran solo 24,
proporcionaron gran cantidad de información sobre la supernova e
hicieron merecedor del Nobel de física Masatoshi Koshiba.
Los neutrinos
son unas partículas sin carga eléctrica que interactúan muy poco con el
resto de la materia y pueden viajar por el cosmos sin verse afectados
por los campos magnéticos que desvían otro tipo de partículas. Eso hace
fácil determinar su origen y les convierte en buenos mensajeros para
estudiar violentos fenómenos como las supernovas o los agujeros negros.
El observatorio de Kamioka, construido en una mina a un kilómetro bajo
tierra a principios de los 80, fue sustituido por una versión mejorada
del experimento. Un gran tanque de 45 metros de diámetro por 45 metros
metros de altura, lleno con 50.000 toneladas de agua pura, sirvió como
trampa para atrapar estas escurridizas partículas.
Ahora, segun adelantaba la agencia SINC
esta semana, los miembros de la colaboración internacional de
científicos que trabaja en Super-Kamiokande han desarrollado un sistema
de vigilancia para estar listo en caso de que estalle una supernova y
poder detectarla. Según explica Luis Labarga, investigador de la
Universidad Autónoma de Madrid y uno de los autores del artículo que
explica el plan en la revista Astroparticle Physics, “se trata
de un sistema informático que está analizando constantemente los datos
que va recogiendo el detector para ver si hay algún tipo de exceso de
flujo, de sucesos, que permita obtener una pequeña estimación
probabilística de si es o no una supernova”. “La idea es poder saber si
ha ocurrido una supernova en las siguientes horas o minutos a que
suceda”, añade.
En caso de que la respuesta de esta alerta temprana sea
positiva, se enviaría un aviso a observatorios de todo el mundo con las
coordenadas del lugar del cielo en el que ha ocurrido para que puedan
estudiar el fenómeno. “La ventaja de Super-Kamiokande es que si existe
una supernova galáctica lo va a ver siempre porque no está mirando a
ningún lado. Los telescopios ópticos, sí”, apunta Labarga.
Cuando estalla una supernova,
la mayor parte de la energía que se libera lo hace en forma de
neutrinos. Por eso, los estudiar estas partículas puede ayudar a
entender bien estos fenómenos. Algunos de los objetos que se pueden
estudiar mejor gracias a este nuevo tipo de astrofísica son las
estrellas de neutrones y los agujeros negros, monstruos de materia
superconcentrada que aparecen cuando las estrellas se colapsan bajo su
propia gravedad.
Uno de los misterios que han rodeado a la supernova detectada en 1987
procede de la imposibilidad de detectar la estrella de neutrones que
debería haber quedado tras el estallido de la estrella original. Algunas
hipótesis para explicar la ausencia de esa estrella apuntan a que
podría haber acumulado materia suficiente para producir un nuevo colapso
y acabar convertida en un agujero negro. Gigantescas trampas para
neutrinos como la japonesa de Kamioka pueden ayudar a resolver este y
otros enigmas.
Modelizado un nuevo estado cuántico de la materia desde la teoría de cuerdas
El premio Nobel de Física de este año ha sido otorgado al descubrimiento
de los estados topológicos de la materia cuántica. Ahora un equipo
internacional de investigadores del Instituto de Física Teórica, centro
mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la
Universidad Autónoma de Madrid, en España, ha desarrollado un nuevo
modelo matemático de un estado topológico de la materia: los llamados
semi-metales de Weyl. Los resultados de esta investigación se han
publicado en dos artículos en la revista Physical Review Letters.
En estos materiales, los electrones se comportan como si no tuvieran
masa y estuvieran sujetos a los principios de la teoría especial de la
relatividad. Como tales, son de dos especies: “zurdos” y “diestros”, lo
que significa que su espín (o giro cuántico intrínseco) o bien se alinea
o anti-alinea con la dirección de su movimiento. Esta propiedad sin
embargo en general se destruye por efectos cuánticos muy sutiles: las
denominadas anomalías.
“Aunque teoría de cuerdas se ha desarrollado para unificar mecánica
cuántica con la gravedad, en los últimos años se ha aprendido que
también tiene el potencial de describir estados cuánticos de la
materia”, señala el investigador del CSIC Karl Landsteiner, que ha
liderado la investigación.
TELETRANSPORTE CUANTICO EN LA CIUDAD
La revista Nature Photonics publica esta semana dos estudios independientes sobre teletransporte cuántico, uno realizado en China y otro en Canadá. Los autores han logrado realizar una transferencia remota de un lugar a otro de información cuántica codificada en partículas de luz a lo largo de varios kilómetros de redes de fibra óptica en dos ciudades distintas: Hefei (China) y Calgary (Canadá).
Ambos trabajos muestran que el teletransporte cuántico a través de redes metropolitanas es tecnológicamente factible y abren el camino hacia tecnologías y las redes de comunicaciones del futuro, como la internet cuántica. La tecnología tiene el potencial de mejorar en gran medida la seguridad y la velocidad de las conexiones de internet, según los científicos implicados en los proyectos.
Sin embargo, el teletransporte cuántico en largas distancias, utilizando una red de fibra, requiere fuentes de luz independientes, y esto presenta un desafío tecnológico: el haz de luz de una fuente tiene que seguir siendo indistinguible del haz de luz de la otra fuente después de haber viajado a través de varios kilómetros de fibra, que se instala en un entorno sometido a cambios constantes.
Para superar este obstáculo, ambos grupos desarrollaron de forma independiente varios mecanismos de retroalimentación y de sincronización.
Los investigadores Qiang Zhang y Jian-Wei Pan, junto con su equipo de la Universdad de Ciencia y Tecnología de China, implementaron su prueba de campo en Hefei y utilizaron luz en la longitud de onda de las telecomunicaciones, tal como se utiliza en las redes actuales, para reducir al mínimo la velocidad en la que la luz de la señal pierde intensidad en la fibra.
Japón se prepara para el estallido de la próxima supernova
Un sistema informático emplea la información que llega al observatorio de neutrinos Super-Kamiokande para detectar el estallido de una estrella en el momento que suceda
El 24 de febrero de 1987, desde el observatorio chileno de Las Campanas se detectó un intenso brillo en el cielo. Era una supernova
producida por el estallido de una estrella que había agotado su
combustible. El cataclismo se había producido a las afueras de la
Nebulosa de la Tarántula, en la Gran Nube de Magallanes, una galaxia
enana situada en el vecindario de nuestra Vía Láctea. Este fenómeno, que
solo se produce en nuestro entorno galáctico tres o cuatro veces cada
siglo, permitió además detectar los primeros neutrinos procedentes de
fuera del Sistema Solar. La captura de esos neutrinos extrasolares se
produjo en el observatorio japonés Kamiokande. Aunque eran solo 24,
proporcionaron gran cantidad de información sobre la supernova e
hicieron merecedor del Nobel de física Masatoshi Koshiba.
Los neutrinos
son unas partículas sin carga eléctrica que interactúan muy poco con el
resto de la materia y pueden viajar por el cosmos sin verse afectados
por los campos magnéticos que desvían otro tipo de partículas. Eso hace
fácil determinar su origen y les convierte en buenos mensajeros para
estudiar violentos fenómenos como las supernovas o los agujeros negros.
El observatorio de Kamioka, construido en una mina a un kilómetro bajo
tierra a principios de los 80, fue sustituido por una versión mejorada
del experimento. Un gran tanque de 45 metros de diámetro por 45 metros
metros de altura, lleno con 50.000 toneladas de agua pura, sirvió como
trampa para atrapar estas escurridizas partículas.
Ahora, segun adelantaba la agencia SINC
esta semana, los miembros de la colaboración internacional de
científicos que trabaja en Super-Kamiokande han desarrollado un sistema
de vigilancia para estar listo en caso de que estalle una supernova y
poder detectarla. Según explica Luis Labarga, investigador de la
Universidad Autónoma de Madrid y uno de los autores del artículo que
explica el plan en la revista Astroparticle Physics, “se trata
de un sistema informático que está analizando constantemente los datos
que va recogiendo el detector para ver si hay algún tipo de exceso de
flujo, de sucesos, que permita obtener una pequeña estimación
probabilística de si es o no una supernova”. “La idea es poder saber si
ha ocurrido una supernova en las siguientes horas o minutos a que
suceda”, añade.
En caso de que la respuesta de esta alerta temprana sea
positiva, se enviaría un aviso a observatorios de todo el mundo con las
coordenadas del lugar del cielo en el que ha ocurrido para que puedan
estudiar el fenómeno. “La ventaja de Super-Kamiokande es que si existe
una supernova galáctica lo va a ver siempre porque no está mirando a
ningún lado. Los telescopios ópticos, sí”, apunta Labarga.
Cuando estalla una supernova,
la mayor parte de la energía que se libera lo hace en forma de
neutrinos. Por eso, los estudiar estas partículas puede ayudar a
entender bien estos fenómenos. Algunos de los objetos que se pueden
estudiar mejor gracias a este nuevo tipo de astrofísica son las
estrellas de neutrones y los agujeros negros, monstruos de materia
superconcentrada que aparecen cuando las estrellas se colapsan bajo su
propia gravedad.
Modelizado un nuevo estado cuántico de la materia desde la teoría de cuerdas
El premio Nobel de Física de este año ha sido otorgado al descubrimiento de los estados topológicos de la materia cuántica. Ahora un equipo internacional de investigadores del Instituto de Física Teórica, centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Autónoma de Madrid, en España, ha desarrollado un nuevo modelo matemático de un estado topológico de la materia: los llamados semi-metales de Weyl. Los resultados de esta investigación se han publicado en dos artículos en la revista Physical Review Letters.
En estos materiales, los electrones se comportan como si no tuvieran masa y estuvieran sujetos a los principios de la teoría especial de la relatividad. Como tales, son de dos especies: “zurdos” y “diestros”, lo que significa que su espín (o giro cuántico intrínseco) o bien se alinea o anti-alinea con la dirección de su movimiento. Esta propiedad sin embargo en general se destruye por efectos cuánticos muy sutiles: las denominadas anomalías.“Aunque teoría de cuerdas se ha desarrollado para unificar mecánica cuántica con la gravedad, en los últimos años se ha aprendido que también tiene el potencial de describir estados cuánticos de la materia”, señala el investigador del CSIC Karl Landsteiner, que ha liderado la investigación.
TELETRANSPORTE CUANTICO EN LA CIUDAD
La revista Nature Photonics publica esta semana dos estudios independientes sobre teletransporte cuántico, uno realizado en China y otro en Canadá. Los autores han logrado realizar una transferencia remota de un lugar a otro de información cuántica codificada en partículas de luz a lo largo de varios kilómetros de redes de fibra óptica en dos ciudades distintas: Hefei (China) y Calgary (Canadá).
Ambos trabajos muestran que el teletransporte cuántico a través de redes metropolitanas es tecnológicamente factible y abren el camino hacia tecnologías y las redes de comunicaciones del futuro, como la internet cuántica. La tecnología tiene el potencial de mejorar en gran medida la seguridad y la velocidad de las conexiones de internet, según los científicos implicados en los proyectos.
Sin embargo, el teletransporte cuántico en largas distancias, utilizando una red de fibra, requiere fuentes de luz independientes, y esto presenta un desafío tecnológico: el haz de luz de una fuente tiene que seguir siendo indistinguible del haz de luz de la otra fuente después de haber viajado a través de varios kilómetros de fibra, que se instala en un entorno sometido a cambios constantes.
Para superar este obstáculo, ambos grupos desarrollaron de forma independiente varios mecanismos de retroalimentación y de sincronización.
Los investigadores Qiang Zhang y Jian-Wei Pan, junto con su equipo de la Universdad de Ciencia y Tecnología de China, implementaron su prueba de campo en Hefei y utilizaron luz en la longitud de onda de las telecomunicaciones, tal como se utiliza en las redes actuales, para reducir al mínimo la velocidad en la que la luz de la señal pierde intensidad en la fibra.
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